El tonto ilustrado

Venía hoy de mi paseo vespertino cuando, casi llegando a casa, me ha sorprendido el inconfundible sonido de los cascos de unos caballos chocando contra el asfalto. Me he vuelto pensando en que sería algún policía pues de vez en cuando patrullan por aquí a caballo, incluso los he visto en el interior de pequeños pasadizos en la misma City, obviamente no un día laborable claro. Bueno, pues cuál ha sido mi sorpresa al encontrarme con un solemne cortejo fúnebre, no porque fuera tal, pues al lado de mi casa hay un gran cementerio, sino por lo que describo a continuación. El "vehículo" inicial era una austera carroza con dos caballos negros impolutos, con sus penachos, dos cocheros impecablemente vestidos todo en un negro inmaculado. Sin embargo, lo mejor venía detrás. He contado hasta 7 limusinas Mercedes (bueno excepto la última) ordenadas en grado decreciente de modernidad y de ornamentación. El primer coche era último modelo, nuevo y reluciente con todo tipo de flores en el techo y de ahí hacia atrás pues los modelos eran más antiguos y las flores menos floridas. Inmediatamente me han asaltado innumerables preguntas (de lo que me alegro, pues llevaba unos días preocupados porque no se me ocurría nada, no ya que escribir, sino nada de nada):

• ¿Pagará el muerto todo la fiesta?
• ¿Lo decidió en vida y en tal caso qué quería demostrar?
• Los de los coches más atrás, ¿que se jodan porque no son tan allegados y encima van de gorra?
• Si no ha pagado el muerto, ¿a qué viene ese despilfarro? ¿Es porque el muerto se sentirá mejor? ¿Es para que vean cómo se las gastan? ¿Es para que vean lo que querían al muerto que le dedican este último brindis al sol? ¿Es que los gastos fúnebres son directamente desgravables del impuesto de sucesiones?

En fin, grandes preguntas para la Humanidad que un pobre tonto por más ilustrado que sea no alcanza a comprender. Lo que sí me sabe mal es no habérselo podido ilustrar a Vds. mis lectores, pues en este caso les aseguro que una imagen valía mucho más que mil palabras.