lunes, noviembre 27, 2006

 

Hipocresía (III)

Queridos lectores. Lamento mi ausencia durante estos días. Soy consciente de la profunda desazón que les habrá producido el venir una y otra vez en busca del maná para no encontrar más que terreno baldío. La verdad es que podría echarle la culpa a lo que fuera, pero no hay necesidad. A estas alturas a quién vamos a engañar.
El motivo de mi inspiración hoy es este artículo. Para nosotros ya, ávidos observadores y denunciantes de la hipocresía ajena, encontrar cosas como esta viene a reafirmar nuestra fe en el ser humano. El que deduzca de su lectura algún atisbo de racismo o discriminación se equivoca de medio a medio. Es simplemente un tema de dinero, ya sea directamente o bien a través de poder político. ¿Le interesa a alguien aumentar la competitividad de los países pobres? ¿Le interesa a alguien darles la caña? No, es mejor proteger infraestructuras ineficientes y recaudar más impuestos. Infraestructuras ineficientes que se benefician de la mano de obra barata que se juega el cuello para cruzar el charco. El proteccionismo consiste en poner impuestos o pagar subvenciones a tutiplén para que los parias de los países subdesarrollados no puedan nunca levantar la cabeza. Algunos me dirán que muchas empresas ya invierten en países subdesarrollados. Por supuesto, pero para esas no hay proteccionismo. No se protege a la mano de obra local que trabaja en sus lugares de origen en condiciones de esclavitud. Yo no digo que haya que pagar los mismos salarios que en Europa, pero sí poner las condiciones para que la competencia sea leal. Se, y lo lamento, que hay muchos casos de gente que vive de la economía ineficiente. Por supuesto que no deseo que nadie en particular se quede sin su medio de subsistencia, pero hay otras vías. Aunque las cosas se fabriquen fuera, hay que distribuirlas, se puede uno especializar, hay muchas posibilidades. No todo el mundo compra en el Carrefour.
Creo que se me cae la careta. Pretendía darle a este blog un toque irónico o sarcástico, pero eso exige brillantez y es mucho más fácil tirar por la calle de enmedio. Ya les dije que era vago, y cuando algo me encrespa como este tema pues no puedo evitar tirar para delante. Mientras no acabemos con los subsidios agrarios, los sistemas proteccionistas y demás artilugios no hace falta que le intentemos poner puertas al campo. Los desheredados de la tierra elegirán entre morir 100% o intentar vivir aunque sea al 1%. Ya está bien de buenas palabras y de "alianzas de civilizaciones". Exijamos que se ataque la raíz del problema; pero, ¿hay alguien dispuesto a tirar la primera piedra?

domingo, noviembre 19, 2006

 

Canterbury

En atención a los lectores y a su salud mental, esta entrada contiene el relato gráfico de nuestra peregrinación a Canterbury, ayer.
La jornada comenzó alegre y matutina, con nuestros queridos amigos de TfL (Transport for London) haciéndonos ir en autobús para recorrer el primer tramo de Metro, puesto que están haciendo "mejoras en la línea" entre East Finchley y Camden Town. Para esto utilizan autobuses cuasi retirados, porque los nuevos son para las líneas de autobús. Ya la última vez uno de estos modelos reacondicionados nos hizo perder el tren.
Sin más incidentes llegamos a la estación de London Bridge, desde donde cogimos el tren hacia Ashford International. Es un pueblo venido a más, pero tiene parada del Eurostar, el tren que va a París, con lo que por eso el International. Vendrá a ser algo así como el Puertollano de turno. Pues nada, justo antes de llegar se para unos minutos el tren, en un semáforo, los suficientes para que podamos saludar la conexión que teníamos que coger, de Ashford a Chilham. Ante la encrucijada de esperar una hora en la animada estación, considerando las escasas horas de luz, y puesto que estábamos a 20 km. de nuestro destino, decidimos coger un taxi, lo que añadió 17 pounds en gastos extras no planificados.
Una vez en la iglesia de Chilham, bonito pueblito medieval en el condado de Kent, al sudeste de Londres, nos disponemos a iniciar nuestra peregrinación a la sede de la Iglesia de Inglaterra.
Por el camino, algunos paisajes otoñales en un día espectacular:

Hilera de hayas



Hilera de tilos



Huerto industrial de manzanos. En Kent hay hectáreas de ellos.



Este es un huerto tradicional "No Man's Orchard" que la gente del condado de Kent está intentando recuperar a la manera de la antigua usanza. Está situado en pleno bosque de Howfield. Había un cartel en el huerto en el que se exponían los beneficios de la inversión de fondos públicos en cuestión. La verdad es que las manzanas tienen que estar más buenas (había 17 variedades distintas), aunque sea sólo por el espacio que les dejan a los árboles (comparar con la foto anterior)



Para mis lectores amantes de la cerveza, he aquí los postes que utilizan en Kent para cultivar el lúpulo. Luego lo secan en unas casas tradicionales, que a ver si pongo algunas fotos un día de estos. Bueno, ahora esas casas están muy de moda para vivir en ellas. Me imagino que el proceso de fermentación y producción de la cerveza estará mucho más industrializado.



Otra foto caminando hacia Chartham Hatch:



Tras otro rato en el que ya me cansé de hacer fotos, llegamos a Canterbury, donde entramos por la puerta occidental:



Canterbury es la ciudad en la que está la sede del Arzobispo de Canterbury, Primado de Inglaterra, jefe de la Iglesia de Inglaterra y en general de toda la comunidad anglicana mundial, algo así como el Papa de los anglicanos.
Se dice que la fundó San Agustín, en 596, enviado por el papa Gregorio el Grande. La abadía original llevó con el paso de los siglos a la actual Catedral de Canterbury. A partir del siglo XVI dejó de ser una iglesia católica, cuando Enrique VIII se cansó de que el papa no le dejara divorciarse y se montó el cotarro el solito.
Antes de entrar en la catedral en sí, y después de dar muchas vueltas buscando un sitio para comer, pareciéndonos todos malos, acabamos escogiendo el peor. Y no es porque fuera malo en sí, sino porque ni fu ni fa, y ya me van conociendo mis lectores que no me gustan las medias tintas. En compensación, no fue demasiado caro, y tuvimos ocasión de intercambiar algunas palabras en español con la camarera, que vaya Vd. a saber dónde lo aprendió.
El plato fuerte en realidad vino después, tras pasar por la puerta, Christ Church Gate, o la puerta de la Iglesia de Cristo, y soltar la módica cantidad de 6 libras por cabeza. Nos sentimos mucho mejor al saber que contribuimos a la manutención del monumento, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, que asciende a la friolera de 9000 libras diarias (qué gordos y lustrosos estarán algunos empleados del citado monumento). Bueno la foto de la puerta:



La catedral es una muestra del estilo gótico perpendicular inglés. Algunas partes de ella, como la cripta, datan del siglo XI. La cripta forma parte del edificio románico original. Este edificio lo construyó el arzobispo Lanfranc, que era normando, y por eso es románico. La verdad es que para mi es un sitio especial. Creo que merece la pena verlo. Se encuentra situado en el subsuelo de la catedral y es uno de esos sitios que es bonito sin paliativos. Además de eso, sin ser yo religioso, percibo una tranquilidad y un algo especial, me imagino que por el silencio y el juego de luces que me parece realmente impresionante. No pongo fotos porque estaba prohibido sacarlas en esa zona.

En la catedral han sucedido muchas cosas. Lo más famoso parece ser que es el martirio o asesinato de Thomas Beckett, que fue puesto al mando por su amigo Henry II, para controlar a la díscola iglesia de Roma, pero parece ser que una vez llegado al puesto Thomas decidió que tenía voluntad propia, y eso no le gustó mucho a su anterior amigo. No se sabe si por orden suya o por una malinterpretación unos caballeros se lo cargaron un 29 de diciembre de 1170, de un espadazo en la cabeza. Se dice que una parte de su cráneo se veneró como reliquia. Además el rey fue luego allí arrepentido y dejó que los 50 monjes le azotaran. No se yo si no le darían flojito. El hecho es que se convirtió en lugar de peregrinación, con todo tipo de milagros e imagino que la correspondiente mercadotecnia, hasta que Henry VIII se cansó y se llevó todo lo que recordaba a iglesia católica, incluyendo reliquias, tumba de Beckett, etcétera.

Además, en la catedral están enterrados (entre otros muchísimos) Henry IV y El Príncipe Negro, que debieron ser famosos en su época.
Para los lectores interesados, les recomiendo que busquen en Internet, que hay mucha información y yo ya me he enrollado bastante. No obstante, algunas fotos más:

El interior de la nave central, donde se aprecia la estructura gótica, con nervios, arbotantes, arcos puntiagudos y toda la parafernalia:



Diversas panorámicas de la catedral:





Después de esto ya nos cansamos, empezaba a hacer de noche y recogimos velas. Vale la pena volver, lo que no descarto que hagamos algún fin de semana. Canterbury tiene ambiente (medieval), es bonito y seguro que se lo puede uno pasar bien una noche por allí. Además, dejamos algunas cosas que ver que parece ser que valen la pena, como los restos de la Abadía de San Agustín y la iglesia de San Martín. La foto de la despedida, con la muralla (o la parte que queda de ella):



Al llegar a Londres, más sorpresas. Por si no estábamos cansados tras caminar unos 13 km le echo yo, de vuelta a casa un señor se había caído/tirado al metro en una estación y se montó un gran colapso. Tuvimos que hacer un trozo más andando y luego coger otro autobús. Al ser sábado el embotellamiento era brutal, con lo que casi tardamos más en ir desde la estación de Victoria a casa que en el viaje desde Canterbury en sí. Tremendo.
Espero que la mente de alguno pueda respirar un poco con la entrada turístico festiva de hoy.

lunes, noviembre 13, 2006

 

De cómo los hipócritas nos ganan la partida

No puedo evitar el que me interese la política. Imagino que incluso sería capaz de tomar partido, de meterme en harina. No tengo sin embargo dotes de liderazgo. Otra cosa es que tenga aspiraciones, que las tengo, pero el resto del mundo no está de acuerdo conmigo. Esto me obligaría pues, si me lo planteara, a tener que dejar de lado la forma más ética de hacerlo que se me ocurre, que es intentar formar un grupo de opinión (no, yo tampoco se muy bien qué quiere decir eso), intentar reunir una masa crítica de gente y a partir de ahí conseguir montar alguna agrupación. El modo pragmático sería entrar en algún partido de los que ya existen e intentar la revolución desde dentro. Como veis cualquiera de las dos formas no dejan de ser más que delirios mesiánicos. Y es que siempre me ha gustado mucho soñar despierto lo que, dicho sea de paso, explica mis constantes lagunas de concentración, pero mejor hablamos de eso otro día.
Mi disquisición anterior nos lleva a que ser prácticos equivale a ser hipócritas. El voto útil es una hipocresía; muy cómoda, eso sí. El voto útil es la gran mentira que sirve para quitarse de enmedio a los outsiders, para mayor gloria del bipartidismo. El resultado no puede ser más que una americanización de la política. Sólo hay dos lados y el ciudadano sólo puede elegir cara o cruz que no deja de ser lo mismo, salvo por ciertos matices más cosméticos que otra cosa. Al final los partidos se convierten en dos centros de poder, dos establishments, dos agrupaciones del 'qué hay de lo mío'. Y volviendo a lo que decía un poco más arriba, dos caras de la misma moneda, porque no pueden existir el uno sin el otro. Se necesitan para legitimar su particular pseudodemocracia.
Estoy intentando no caer en lo fácil, en la teoría de la conspiración, que siempre es muy socorrida. Intento ser frío y razonar a parte de mi personal y subjetiva observación del mundo. Mientras tanto, la masa sigue idiotizada, más pendiente del 'pam et circensis', sin capacidad crítica, renunciando a pensar, a leer, a contradecir a nadie salvo si la cosa te afecta demasiado, claro. El problema, es que es imposible ir contra corriente. Nuestro comportamiento natural, el que nos dictan nuestros genes, no encaja bien en un entorno social. Esto nos hace tomar decisiones miopes o, dicho de forma menos pedante, no preocuparnos por lo que está más allá de nuestras narices.
Aquí en UK, el fenómeno está totalmente exacerbado. Me imagino que todavía más al vivir en una ciudad tan grande como esta, en la que hay tantos emigrantes. Ojo, no nos engañemos, los emigrantes también son muy egoístas, tanto como el que más. En cierto modo, están intentando sobrevivir, pero ¿quién no? Uy, digo son y debería decir somos. Bueno yo soy egoísta también no lo niego. Al final todo esto de pensar y de intentar ser un contestatario no lo hago porque piense en 'un mundo mejor', sino simplemente porque me gusta. Creo que ya he contado alguna vez que no soy muy creativo, al menos en un sentido positivo. Se me da mucho mejor pillar los puntos débiles y hacer la idea, el sistema, la opinión o lo que sea de cualquier otro y hacerlo saltar por los aires. El tema es que generalmente me gusta hacer esto incluso cuando mi interlocutor está próximo a mis opiniones. Simplemente el hecho de ver un punto débil, una grieta en la que hacer palanca, me proporciona mayor placer que simplemente intentar profundizar en el acuerdo. Esto es una gran tontería. Ya se me viene a la cabeza la frasecita del Sr. Lobo, y me dan arcadas. Es raro, había tardado ya mucho en sacarla a la palestra. Y es que en cuanto llego a un alto grado de acuerdo con cualquier opinión ya me empieza a dar grima. Yo creo que en realidad es porque soy un gran demócrata, pero desde lo más profundo de mi ser. Lo he somatizado de tal forma que en cuanto veo una amenaza para la diversidad, incluso si va con mi propia opinión, el cuerpo se me rebela.
Para inquietar un poco a los que me quieren, creo que voy a intentar aprovechar esto en el ámbito profesional, un poco en la línea del 'ya está bien de tragar' de mi artículo anterior. La verdad es que igual arriesgo demasiado, pero nunca me ha gustado hacer experimentos con gaseosa. Si uno hace una bomba mejor que le pueda explotar en las narices. Si es de mentirijillas ni tiene gracia ni uno le pone el mismo empeño. Esto en realidad va de ponerle el cascabel al gato. Ya se sabe que el que se lo intenta poner se puede llevar algún arañazo. Pero a la larga, va en el beneficio de la organización en la que estás, siempre y cuando haya alguien que sepa verlo. Y seguro que la aquiescencia facilita la supervivencia, pero se trata de ser fiel al propio egoísmo de cada uno. Además, creo que esto es lo que he hecho en algunas épocas de forma más inconsciente. Cuando me he dejado llevar por la cobardía he acabado embobándome, conformándome y embruteciéndome. Es hora de dejar paso a ese revolucionario dentro de mi. Lo único es que trataremos de ser maquiavélicos. Ya puedo ver al amigo JERM comiéndose los muñones para escribir su respuesta. Probablemente sus comentarios son mucho más perspicaces y fundamentados que estas ristras que voy soltando, pero hay que saber aprovecharse ¿no? Al fin y al cabo, aquí lo que se trata es de tener audiencia jajajaja
Bueno, acabo ya, no sin antes comprometerme a dos cosas:
1) Escribir la entrada que iba para este título, que al final me he vuelto a ir por los cerros de Úbeda, y yo quería hablar sobre la curiosa evolución de la opinión pública en cuanto a la guerra de Irak.
2) Contestar como se merece al comentario de JERM en mi entrada anterior, que tiene miga la cosa y creo que en lugar de enterrarla ahí, promocionaré mi respuesta al lugar que se merece, la portada de este insigne ciberpanfleto
Nada más lectores, les animo a que polemicen y así nos divertiremos.
Feliz Navidad! Ya pondré las fotos del sábado, que aquí ya estamos en Navidad!!!

miércoles, noviembre 08, 2006

 

Este club no admite socios

Decía el genial Groucho "Nunca sería de un club que me admitiera como socio". A mi me pasa justo al revés. Desde hace años que me confieso impotente, digo incapaz para entender lo que se cuece en las altas, medias y bajas esferas, por redondear. Yo no estoy preparado para esto. Llevo años ocupando puestos de trabajo en los que veo que toda la gente con la que me relaciono, compañeros, clientes, proveedores y otros tienen siempre muchísimas cosas que hacer. Yo sin embargo no. Y esto me produce una gran desazón, porque me doy cuenta de que yo no estoy en su liga. Y es que lo odio, porque si ya soy vago de por mi, lo único que me falta es no tener cosas que hacer. Siempre inmerso en el quiero y no puedo. ¿Acerté con mis estudios? ¿Debí haber intentado hacer un Máster? ¿Dónde está el Santo Grial de los ejecutivos ocupados? ¿Qué tengo que hacer yo para dominar su lenguaje? ¿De dónde se sacan todas esas preguntas tan interesantes? Y esto de las preguntas me preocupa verdaderamente, porque no sólo es que no entienda las preguntas sino que tampoco entiendo las respuestas. ¿Soy bidimensional? ¿No alcanzo a ver más allá de mis narices? ¿Qué es lo que me falta para ser como ellos?
Mi naturaleza es simple. Soy un tío simple. De hecho mi instinto animal, lo que siempre me ha pedido el cuerpo y que he ido matizando a base de dentelladas, siempre me ha hecho ver las cosas en plan blanco o negro, sin matices. ¿Pero es que lo de los matices no es una hipocresía al fin y al cabo? ¿No es una forma de renunciar a comprometerse? No estoy diciendo que no haya que rectificar, pero sí que hay que ser capaz de tomar una posición y defenderla. Pero claro esto es difícil.
Más difícil es para mi sin embargo el poder estar a la altura de los senior executive. Y al final llego a la conclusión de que no estoy preparado y lo peor de todo es que nunca lo estaré. Esto no quita que intente disfrazarme. Porque el caso es que en breves momento logro hablar su lenguaje. Puedo ser un gran hipócrita y esto me sirve para hacer un gran papel en una entrevista de trabajo, por ejemplo. El problema viene una vez que hay que empezar a hacer cosas. Lo veo todo de una forma sencilla, que para más inri suele ser negativa y hasta aquí hemos llegado. Y lo más curioso es que estos grandes ejecutivos o jefes para más señas suelen hipercomplicar cosas que para mi no tienen complicación y viceversa, haciendo caso omiso de cosas que yo pienso son realmente importantes. Eso sí, he aprendido a no callarme tanto ya. Lo malo es que al principio se asustan porque creen que igual tienes razón, pero en cuanto te van conociendo ya lo ven de otra manera. Eres demasiado reaccionario.
En resumidas cuentas, que no se cómo acabará mi última aventura. Yo de momento estoy cada vez más convencido de que hay que morir equivocado.
¿Qué piensa mi distinguida audiencia?

domingo, noviembre 05, 2006

 

Hipocresía (II)

Hoy tenía previsto escribir de algo, pero todavía no sabía muy bien de qué. Mi amigo Marco me ha ahorrado el trabajo de tener que buscar la inspiración. De hecho, siempre es mucho más fácil jugar a la defensiva. Para los que se quieran ilustrar, aquí va el enlace. El autor, simplemente, es un alevín de snob. Lo que pasa es que para ser snob, amigo mío, hay que tener más clase. Me gustan los snobs, por su decadencia, por su arbitrariedad, por la fatalidad de su aspiración. El problema es que no se puede estar un poco embarazada. Hay que hacer los deberes. Yo soy muy vago, como ya he dicho en alguna ocasión, pero trato de ser eficiente y de que no se me vea el plumero.
A mi hay películas de Almodóvar que me aburren soberanamente, pero hay otras que me parecen una genialidad, como precisamente La mala educación. Almodóvar es sórdido, trata de profundizar en historias sórdidas pero muy humanas por medio de la exageración. Se recrea en la caricatura y esto es arriesgado. Si te pasas de la raya no eres creíble y si lo haces además sin gracia, encima aburres, y esto le pasa en alguna que otra ocasión. La película en cuestión, que no es contemplada por la crítica como una de sus mejores, a mi me parece una obra maestra, fundamentalmente por una cosa, por la ambientación. Almodóvar es perfeccionista en la ambientación hasta la saciedad; lo es en todas sus películas, pero en esta ocasión para mi roza lo sublime. La historia, pues no deja de ser la ya mencionada caricatura exagerada de Almodóvar, con algunas interpretaciones muy brillantes, como la de Gael García Bernal, pero para mi la historia ya digo que es lo de menos, y esto es algo que es raro y extraño. Normalmente una película brillante requiere un guión brillante, por eso digo que esta cinta para mi es una rareza.
Me he ido por las ramas en mi entusiasmo por ver si motivo a alguien para que se atreva a verla con otros ojos o con los suyos si todavía no lo ha hecho. El motivo inicial era hablar del artículo de Marquito. Para ser snob, amigo Marco, hay que ser más perfeccionista. Ser snob, aunque sea algo muy interior a uno, también se valora mucho por las formas, y te lo digo yo que soy bastante burdo en cuestiones de formas. Sin embargo, soy un gran teórico de lo que deberían hacer los demás. El primer párrafo es un dechado de despropósitos en este sentido. Si te gusta tanto Scorsese, escribe su nombre bien, coño. ¿No ves que el que te lea se va a creer que sólo lo utilizas como un pretexto, que no has visto sus películas más allá de lo que parece que has visto las de Almodóvar? ¿No ves que hay que estar mejor informado? ¿No ves que La Comunidad no es una película de Almodóvar?
Es una pena que los errores no se queden ahí, en las formas. El meollo de tu esnobismo sin embargo, es ese nazismo subyacente de la conjunción '(...) y gente de mal vivir', que luego se hace evidente en ese sectarismo educativo que preconizas. De vuelta a los guetos, en este caso educativos, pero que tú saboreas sociales. Después pasas a lo de los exámenes homogéneos diseñados por ordenador. Pero Marco, ¡que tú eres profesor! ¿No te mola lo de la libertad de cátedra? Dejemos el Humanismo a un lado, ¿verdad? Si habiendo Matemáticas, Inglés e Informática, para qué vamos a permitir que la gente abra sus entendederas más allá.
Pero si a ti te gusta escribir, y también te gusta leer, y te gustan otras cosas. ¿Qué problema tiene la Música? ¿Es una frustración desde la ignorancia?
Esa educación por la que abogas, nos llevaría indefectiblemente a un mundo unidimensional. Todos igual de brillantes y los que se aparten, pues ya se sabe. Como decía Santayana "Aquel que no aprende de la Historia, está condenado a repetirla", y ya sabes a lo que me refiero. En fin, me alegro que se me haya ocurrido esta frase, mira tú por donde, que es una frase que se la han quedado los comunistas para ellos y así igual te molesta un poco más.
El tema del esnobismo viene porque se que eres más listo que todo eso. Simplemente, te tienes que quitar las orejeras, pero igual cualquier día de estos, te las quitan junto con los pantalones, en plan valor añadido, tú ya me entiendes. En cualquier caso, si te haces un esnob, que sea con clase, me gustará la ambientación, como con Almodóvar...

jueves, noviembre 02, 2006

 

Terrorismo

Ya está bien. Todos somos muy exclusivos, de boquilla, claro. Por supuesto que tenemos nuestras aficiones, nuestras inquietudes y nuestro criterio. Somos independientes y estamos en control de la situación. Despreciamos al rebaño, incluso nos gustan los documentales de la 2.
Sin embargo, a la hora de la verdad, no hay nada como la mierda, al fin y al cabo mil millones de moscas no pueden estar equivocadas ¿verdad? Prohibido destacar a riesgo de ser proscrito. Acabaremos como en Japón. Cuánto cuesta decir NO...
Estoy espeso. No se cómo explicar algo que me parece tan sencillo. Qué diversión la de vivir anestesiado. Es cómodo acostumbrarse, no hay nada como un trabajo de funcionario. Y podría parecer hipócrita, como el zorro el de las uvas, que como no llegaba a la parra acabó diciendo que en realidad estaban verdes. Pero es que desprecio profundamente el que la gente se sienta segura. Es que no hay derecho a permitir que la gente se sienta segura. Ese es el juego, seamos felices. Pero es que para ser feliz hay que ser imbécil. Encefalograma plano. Me dijo una vez Lolo, al que hace tiempo que perdí la pista, que no hay nada más destructivo que pensar. No se si la frase es suya pero consiguió articular una idea que llevaba en la cabeza desde hacía algún tiempo ya.
Esto es como el que va todos los domingos por la tarde al cine o le ha dado por escribir un blog. O el que soporta a todos esos terroristas de baja intensidad, de tan baja intensidad que igual sólo te los encuentras una vez en la vida o los soportas una vez cada cierto tiempo. Su existencia es inevitable, es intrínseca a la condición borreguil del resto. Oportunidad de negocio le llaman algunos. La explotación del hombre por el hombre le llaman otros. Son todo caras de la misma moneda. Se alimentan del abono que forma el resto de la sociedad. La comodidad en la que nos hemos instalado es su más sabroso caldo de cultivo.
No logro evolucionar, esto no es más que una sarta de ideas inconexas, pero es lo que hay. Ganas me dan de borrarlo todo, cancelar y a otra cosa mariposa, sin embargo he decidido que voy a intentar ser coherente. No puedo estar criticando el encefalograma plano y luego borrar esto simplemente porque veo que me está saliendo una gran bazofia y porque me cuesta horrores pasar de una frase a otra. Siempre he pensado que lo que más me gusta de una cosa o de una persona bonita son sus imperfecciones. Por eso tengo que dejar esto, para intentar mejorar por contraste aunque sea y así que no se me vea el plumero de charlatán de chirigota. Al fin y al cabo es sólo cuestión de números el lograr escribir algo mejor algún día.
Pero no me quiero desviar del tema. No estoy hablando de correr ningún riesgo. No hay nadie más cobarde que yo. Se trata simplemente de un ejercicio de respeto a uno mismo. Se dice que para que te respeten hay que respetar a los demás. Es exactamente al contrario. Para que los demás te respeten hay que respetarse a uno mismo primero.
Lo dejo aquí. Paradójicamente el que lo haya leído todo tenía que haberse plantado hace un rato. Este artículo es infumable. No he parado de darle vueltas a una sola idea inútilmente. Soy totalmente incapaz de profundizar en lo que quiero decir. Otro día será más fácil.

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