jueves, abril 12, 2007

 

Salisbury, Avebury y Bath (y III)

Debo de estar durmiendo a mi escasa pero beligerante audiencia con este viaje a la Alcarria versión UK, porque nadie pía. En fin yo a lo mío.
Bath es una ciudad extraordinariamente bonita. Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. De esta forma, sin saberlo a priori, hicimos un bonito trío de emplazamientos con tal condición en nuestro viaje. Sobre Bath, me explico:





Bath fue probablemente el asentamiento romano más importante en Britannia. Casi con toda seguridad el nombre viene de los baños que los romanos construyeron en Bath. La infraestructura realmente merece la pena. Son los baños romanos que mejor se conservan. Es uno de esos sitios en los que te cobran la entrada y dices, mira, este mereció la pena. Las canalizaciones siguen funcionando 2000 años después y se puede apreciar lo avanzados que estaban en temas de ingeniería y arquitectura. Además todo el museo está muy bien montado y se pueden apreciar algunas maravillas que se encontraron como el busto de una diosa y una parte del frontispicio (creo que se llama así) de uno de los templos. El tema es que los romanos no sólo lo consideraban un lugar de higiene, solaz y relaciones sociales, sino que también tenía un carácter religioso.
Muchos años después, fundamentalmente en el siglo XVIII, la ciudad vivió su época dorada, tanto a nivel inmobiliario, digo arquitectónico, como social. Fue probablemente una de las ciudades más 'in' de la época. Imagino que no a la altura de las orgías romanas, pero intentarían estar a la altura. 1 Royal Crescent es una casa reconstruida según los usos de la época que realmente vale la pena visitar. Todo el esplendor y la diferencia de clases británica reflejada en unas pocas habitaciones. Lo que más gracia me hizo fue cuando en la cocina pude ver un curioso mecanismo que conectaba el eje que hacía girar al asado, sobre el fuego, con una polea que iba a parar a una rueda en cuyo interior un perro (de una raza especial para el efecto) corría sin parar para que el asado girara y se hiciera bien por todas partes. Imagino que bastante delgadito estaría el perro de tanto correr y de estar al lado del fuego. Esto me recuerda a las corridas de toros que dicen que gracias a ellas se conserva la raza y tal. Pobres perritos de Bath que ya no pueden seguir correteando sobre los asados de sus señores... Vean una ilustración al efecto (el perro está en la parte superior, en el centro)



Después, un agradable paseo por el río en una barca de motor eléctrico con capacidad para unas 11 personas. Íbamos sentados casi a la altura del agua, pero era muy agradable, prácticamente sin ruido alguno y con unos patos acompañándonos todo el camino. Muy interesante (nunca lo había visto) ver cómo vuelan y luego amerizan utilizando sus patas (diseñadas por la Naturaleza al efecto). El simpático capitán nos llevó río arriba hasta el pequeño Bathampton donde el antaño molino se había convertido en un elegante pub/restaurante. No me pareció que nos llevara ahí por la comisión, pero quién sabe...
Por la noche encontramos a un viejo amigo, que me recuerda bastante al truhán encarnado por Paco Rabal en Juncal. Bastante anclado en el quiero y no puedo ya (prácticamente se estaba a punto de tirar a no se cuantas jovencitas que nos cruzamos por el camino), pero con la suficiente gracia como para poder de tarde en tarde (y con un pasado glorioso, no me cabe la menor duda). Una buena persona con la que pasamos un buen rato, si bien un tanto monotemático jaja
Al día siguiente, vuelta a la capital para llevarnos la sorpresa final apenas cinco minutos antes de llegar a London Paddington. Nuestro tren empieza a frenar, con cierta brusquedad, huele a quemado, por el rozamiento, claro y entre las primeras confusas noticias resulta que ha habido una 'fatality' (una baja) que tiene que ver directamente con nuestro tren. Tras aclararme un viajero que efectivamente era alguien muerto, y probablemente suicida, la compañía nos ofrece gentilmente que pasemos por el vagón bar que los 'refreshments' son gratis, para amenizar nuestra espera, mientras llega la policía. Buena oportunidad para aprender que 'refreshments' no son refrescos, sino todo, cualquier cosa, sandwiches, chocolatinas, bollos, vamos, todo lo que vendían en el bar. Para cuando me di cuenta viajeros más avispados ya habían dejado las migajas. Algunas horas después, caímos en que el suicida sería alguien viniendo desde fuera (jaja, qué tontos) que se tiró al tren. Qué ganas de amargarle la vida al propio maquinista y de hacernos perder el tiempo a todos. Vamos, que no me hubiera importado perder ese tiempo y más por evitar que se suicidara, pero ya que se suicida, que no moleste al menos ¿no?
Si a alguien le interesa puedo dar más referencias sobre cualquiera de los puntos de nuestro viaje. Píen Vds. y serán complacidos...

Comentarios:
Hola, ya que nadie dice nada, pues seré yo el que te agradezca esta crónica tipo "turista accidental", con aventurilla macabra al final. Los paisajes de la "Inglaterra profunda" no son muy comunes ni conocidos, y la mayoría no solemos ver más allá de Londres y el campo del Manchester United.
Así que te animo a que sigas enseñándonos los entresijos de la pérfida Albión, y sus pintorescos lugareños.

Saludos. Jerm.
 
Me uno a la opinión de Enrique, personalmente sólo conozco Londres, y en vez del estadio del Manchester, visité el estadio del Chelsea (el Stamford Bridge).
Me han resultado interesantes las explicaciones y las fotografías de tus vacaciones. Mención especial le hago a la catedral de Salisbury, me hicistes recodar un libro que leí hace tiempo.

Saludos.
 
Amigo Enrique, esa es un poco la intención de estas crónicas, intentando barnizarlas con ese humor ácido/sarcástico que se me atribuye incomprensiblemente.
Amiga Mary, no hay que avergonzarse, todos leemos best-sellers de vez en cuando
 
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