lunes, julio 09, 2007

 

El mundo contra mi

Como todos sabemos en general las cosas suelen ir a peor si hay margen para tal; y si no hay margen se lo hacen. Ya sabrán mis lectores que estoy con un estado de ánimo un tanto gris y monótono. No obstante, la luz pasa por entre las tinieblas y a veces hasta se ven trozos de arco iris. De todas formas, hablar de la felicidad es un poco absurdo, aparte de que carece de todo interés. Para eso ya tienen Vds. las telenovelas que tarde o temprano acaban bien. O el discurso de cualquier gobernante al uso de turno hablando sobre su acertada gestión.
A mi sin embargo, las tazas de caldo me las traen en cubas de esas de Repsol, o mejor dicho BP. Estoy observando estos días, cuando logro abstraerme un poco de mi mismo, que me estoy volviendo todavía más insoportable de lo que lo soy normalmente. En un estadío inicial de ese reconocimiento he observado que el grado ya alto de imbecilidad de la gente, y más por estas latitudes, está aumentando más rápido que el IPC real, si cabe. Esto no es que me preocupe demasiado, es algo como la entropía del Universo que siempre se expande. El tema es que creo que mi parte alícuota es algo menor de la que me está siendo otorgada. No descarto que el mayor imbécil sea yo, pero para el caso es lo mismo, eso no cambia mi forma de sentir. Y es que últimamente todos los imbéciles se ceban en mi. El amigo Cipolla se estará revolcando de la risa (iba a decir en su tumba, pero ignoro si vive todavía el buen hombre)
Les pondré un ejemplo. Ayer sin ir más lejos, nos dio por visitar el reformado restaurante estilo griego-turco que nos pilla muy cerca de casa. No es que fuera ninguna maravilla, pero no está mal, el precio es razonable, y sobre todo, nos pilla muy a mano. Como era domingo y no teníamos otra cosa mejor que hacer, nos dispusimos a hacer una visita. Lo acababan de reabrir, tanto que el día anterior también lo intentamos y nos dijo el amable dueño aquello de "Vuelva Vd. mañana", como si de un funcionario autonómico cualquiera se tratase. Pues nada, allá que volvimos tras un breve paseo por este verano primaveral tan británico. Nos plantamos en la puerta, perfecto, medio restaurante vacío, mesitas en la calle, sitio para elegir. Viene un agitado camarero con aires de encargado, nos mira muy apresuradamente y nos pregunta "¿Tienen reserva?", y yo más bien que "reserva" empiezo a tener "reservas". Le digo que no y empieza a remover unos papeles que lleva en la mano y a agitar la cabeza como si se quisiera dislocar las vértebras. "Pues me temo que no les vamos a poder coger", y yo que me notaba ya cogido al uso de México, le digo:
- "¿y en estas mesitas (cutres para mis adentros) de la terraza?"
- "Es que tenemos reservas"
- "Entonces las de la terraza tb están reservadas?" - para ilustrar al lector las mesas de la terraza son cuadradas pequeñitas como de medio metro de lado si llega. En cualquier caso si hace buen tiempo se está muy bien, como ya pensaba algún que otro comensal que ocupaba una de ellas.
- "No, pero hay un problema" - ¿sólo uno?
- "¿Y en qué consiste?"
- "Es que si se sientan ahí, van a tener retrasos, porque cuando vengan las reservas les vamos a atender primero"
- ...
- "Perdone, no le he entendido" - y me repite lo mismo, relajando la dicción por si era ese el problema.
- "Ahora, si se quieren esperar en 20 minutos les arreglamos una de dentro"
- "Es decir, que no tenían mesas, pero si nos queremos sentar fuera, aunque no hayan venido las reservas, nos arriesgamos a que en cuanto vengan dejen de atendernos. Sin embargo en 20 minutos nos podemos sentar dentro con la misma dignidad y derechos que algún precavido cliente que haya reservado. ¿Correcto?"
- "Me parece Vd. un poco pedante, pero sí, eso he dicho"
- "Pues mire, como que nos vamos, no sea que pasen más cosas lógicas de estas como las que me está contando durante la comida y por muy griega que sea una parte del menú acabe atragantándoseme tanta claridad"

Es probable como decía que el imbécil sea yo. A todo esto el dueño real me observó un par de veces e hizo ademán de saludar desde un segundo plano (me reconocía de haber ido el día anterior a informarme). Yo opté por no decir nada y ahuecar el ala.
En fin, espero que este ejemplo sea suficientemente ilustrativo. Me está pasando así, pero con todo el mundo, y lo peor de todo es que agarro unos cabreos, que me acabo comiendo yo, claro, y unos empachos de frustración... Bueno, ya les pondré más ejemplos un día de estos, pero les aseguro que me persiguen los imbéciles y aquí en la Pérfida Albión los hay a espuertas.

Comentarios:
Los ingleses son muy peculiares. Recuerdo hace años otra situación rocambolesca, también en Londres. Me alojaba en un albergue de esos de mochileros que tenían la norma de no permitir pernoctar más de tres noches seguidas, para evitar que la gente se apalancara allí supongo porque era muy barato. Era ya finales de septiembre y no había apenas clientes. Solicité quedarme una cuarta noche y no hubo forma de convencer al tipo aquel. Tras un arduo forcejeo verbal (intenté en vano explicarle que esa norma no tenía sentido si el albergue estaba vacío), por fin entendí que si salía del hostal con todo mi equipaje y volvía a llamar por telefono me darían de nuevo cama. Y así sucedió.
 
Amiga Flavia, yo creo que en mi ejemplo todo se magnifica porque realmente el tipo no era inglés, sino inglés asimilado y ya se sabe como son algunos tipos de inmigrantes que se afanan por ser más indígenas que los mismos indígenas. No digo yo que tampoco haya que hacer como muchos otros que no se llegan a integrar nunca, pero ni tanto ni tan calvo.
Imagino que su interlocutor era aficionado a la Informática, por aquello de que le gustaba más la solución de salir y volver a entrar. Le recomiendo que la próxima vez se lleve dos envases de yogur vacíos con el susodicho hilito, igual con eso le vale al buen hombre...
 
Disculpa, Art, pero por mas que me esfuerzo no pillo lo de los yogures y el hilito.
 
Cada día te pareces más a mi. Puede que te estés haciendo intolerante, puede incluso que te estés haciendo viejo pero recuerda que, ante unas circunstancias como las que relatas, los gilipuertas, independientemente de la nacionalidad, son "ellos"...

Como dirían por allí 'take it easy'.

Para flavia: con dos envases de yogures y un hilito de sedal te haces un teléfono muy, muy baratito...
 
Amiga Flavia, como explica Michel más abajo, se trata de utilizar ese arcaico sistema 'telefónico' que transmiten el sonido de un envase vacío al otro por la vibración del hilito. Estoy seguro de que en su infancia ha jugado con ellos alguna vez (¿qué clase de infancia sería si no?)
Amigo Michel, esa idea es la que me inquieta, el empezar a pensar que 'son ellos'. Mientras no me hable ninguna vocecita imagino que lo resistiré.
 
No creo que el mundo entero vaya en contra tuya, son rachas. A veces se ve todo de forma más crítica de lo habitual, y entonces, lo más conveniente es que te detengas un poco y reconozcas lo que de verdad tienes. ¿Te has parado a pensar en la actitud de tus amigos?, se sienten muy cerca, muy pendientes, a pesar de la distancia; eso es algo que me ha llamado mucho la atención, y seguramente no seas consciente de la importancia que tiene ese detalle. Así que anímate que no estás tan solo...

Con respecto a los ingleses, son demasiado cuadriculados y no ven más que una única alternativa a todos los problemas. Así que sabiéndolo, tampoco permitas que eso te afecte demasiado ¿vale?

Saludos.

Un saludo.
 
Pues efectivamente, hay una conspiración contra tí. No me gusta ser yo el que te lo diga, pero dada nuestra amistad, me veo en la penosa obligación de decírtelo. Lo cierto es que circulan panfletos por todo el Reino Unido con tu foto, y una expresión bajo que viene a traducirse como : "Si ve a este hombre, intente fastidiarlo de todas las formas que pueda". Lo sé porque han llegado panfletos a España incluso, y hay gente que como se cree todo lo que está escrito en un papel (imagínate, hay gente que incluso se cree lo que ponen los periódicos), pues están empezando a tener una inquina contra tí, incluso en nuestra madre patria.
Como comprenderás, yo no hago caso a estas tonterías, y por muy bien impreso que esté ese papel, por muy buenas razones, que las da, para hacerte la vida imposible, no cederé, vamos , por ahora creo que no. Bueno, no sé....

Por cierto, ¿te diste cuenta del rayajo que tenía el otro día tu coche, cuando lo cogiste por la mañana?... jejeje, lo siento, fui yo. Es que no lo pude evitar.

Saludos rencorosos.

Jerm.
 
Amiga Mary,
Sí que es verdad que se que tengo buenos amigos, soy muy consciente de ello. Son amigos interesados, porque se interesan, jaja. La verdad es que tengo que animarme en encontrar la inspiración.
Amigo Jerm, Vd. vaya haciendo leña del árbol pseudocaido. Yo comprendo que el que sus vecinos se hayan hecho millonarios es algo un tanto frustrante, pero yo no tengo la culpa. Abundando en lo que dice todo puede ser peor, mi padre ¿orgulloso? de alguno de mis artículos va diciendo a sus amigos que este panfleto lo escribo yo y alguno ya me hizo algún comentario por la calle. Menos mal que sólo estuve 5 días por aquellos pagos...
 
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