El tonto ilustrado

Tras mi prometedora reentrée parecía que el blog caía de nuevo en la desidia. No temáis amigos lectores, fue un problema informático (de los de verdad, no de los que salen diciendo ínclitos responsables cuando alguien mete la pata) el que me ha impedido contestar a los comentarios o mismamente seguir con mis simples pero para mi necesarias diatribas.
Pues iba hoy yo paseando por el bosque de Highgate, cuando empecé a pensar en el proceso de educación que hemos sufrido en nuestras carnes y que, retoques cosméticos aparte, sigo viendo que sufren de primera mano los alumnos de todas las edades, procedencias y pretensiones académicas. Allende las aulas la enseñanza memorística es la piedra angular sobre la que se sustenta el aprendizaje. No importa si la disciplina es más o menos práctica, si el contexto (la carrera, la formación, etc.) es o no un contexto práctico. Es la enseñanza memorística (no confundir con la teórica, que eso también, pero es otro problema a mi juicio de menor calado) la piedra angular del reconocimiento del aprendizaje.
Es seguro que la mayoría de la población está más dotada de memoria que yo, que además la voy perdiendo cada vez más (aunque dicen que se entrena, pero no me apetece), y esto puede menoscabar la independencia de mis argumentos. Pero no nos engañemos, la objetividad (gracias a Dios) no existe. Y para que mi crítica pueda ser calificada de constructiva, tengo una propuesta que hacer. Consiste en prohibir terminantemente el preguntar cosas que se hayan tenido que memorizar previamente, y por consiguiente, permitir que los alumnos en los exámenes utilicen todo tipo de materiales a su alcance (menos el trabajo de un compañero, claro). Esto último no es original mío, lo hacen muchos profesores y no creo que por ello sus aprobados estén menos formados.
Algunos ejemplos ilustrativos de mi tesis:

• No más aprender tablas de multiplicar. Se valora al alumno por capacidad de hacer multiplicaciones correctamente en un tiempo determinado.
• No más declinaciones que aprender. Al fin y al cabo, por mucho que lo mires si no lo has trabajado no vas a poder traducir nada.
• No más algoritmos que memorizar, sino preguntas que ahonden en la comprensión de los mismos, que ahonden en el proceso mental del interrogado.
• No más leyes que memorizar, creo que cualquier abogado en ejercicio no conoce más que las que tiene que utilizar para llevar su especialidad adelante. Se trata de ver cómo las manejan.
• No más anatomía descriptiva...

Lo interesante es ver como una persona es capaz de trabajar sobre la base científica (en un sentido amplio lo de científica) existente para resolver problemas que se le presenten. Demostrar que sabe utilizar las herramientas de las que dispone, que es productivo y eficiente.
En fin, yo mismo no creo ser capaz de llevar a cabo mi idea, pero creo que podría evitar gran cantidad de frustración y de expectativas infundadas.

Un chaval escritor de Pedreguer alterna en su blog predicciones apocalípticas sobre la economía y el sector inmobiliario (que cuanto me gustaría que se hicieran realidad) con algunos otros artículos más variopintos. Hoy, en un artículo sobre su experiencia quedando con mujeres de Meetic, ha dejado una perla:

Una de las cosas que ponen muchas en los anuncios es eso de "abstenerse salidos". Yo creo que por salidos quieren decir inexpertos, porque casi todas están más calientes que el rabo de un cazo.

En el hipotético caso ;-) de que hubiera tenido ese tipo de relaciones diría que estoy de acuerdo con él. Pero la excepción confirma la regla.

Hoy una entrada más relacionada con el nombre que con el adjetivo de este blog.
Muchas veces apreciamos patrones a partir de la observación no intencionada de los hechos. Esto es lo que me ha pasado a mi con los americanos (estadounidenses) y su temeridad (una palabra cuyo adjetivo, temeraria, me gusta mucho y me recordó el otro día una gran amiga - este de los temerarios es un tema apasionante que tenemos que tratar; estamos rodeados de ellos y, desgraciadamente, a su merced). Una forma mucho más rápida que la mía de llegar a esta conclusión es observar los avisos de seguridad que aparecen en muchos productos manufacturados o pensados para el mercado americano. No dispongo en este momento de ningún ejemplo real, pero uno que me viene a la mente en plan ilustrativo sería encontrar en unas tijeras el aviso "no introducir los dedos entre las dos cuchillas y cerrarlas" o algo así. Pues bueno, hoy he encontrado una noticia muy graciosa. Trata de unos investigadores que decidieron probar la capacidad de esterilización de un microondas con las esponjas, estropajos y otros utensilios que utilizamos para fregar, lavar, etc. Para ello las empaparon en aguas "residuales" y comprobaron que, utilizándolo a máxima potencia, en 2 minutos morían el 99% de las bacterias, en 4 todas, y en 10 hasta las esporas que eran las que más aguantaban. Pues nada, ni cortos ni perezosos, unos cuantos ávidos lectores de noticias científicas a la par que dispuestos emprendedores decidieron empezar a esterilizar sus utensilios también. Recojo algunas declaraciones de estos sufridos pioneros de la investigación casera:

• Sólo quería hacerles saber que su artículo sobre meter esponjas y estropajos en un microondas captó mi interés. Sin embargo cuando puse la mía en el microondas, se prendió fuego, me ahumó la casa, estropeó mi microondas, y me fastidió.
• Primero, la esponja queda inservible después de la esterilización, con lo que la tienes que tirar en vez de utilizarla. Y segundo, tu casa apesta como a goma de neumático quemada durante horas, incluso dejando abiertas puertas y ventanas.

Impresionante documento, ¿no es así amigos lectores? La Universidad en cuestión reaccionó rápidamente adjuntando un aviso a navegantes: Para protegerse contra el riesgo de incendio, las personas que deseen esterilizar sus esponjas deben asegurarse de que previamente estén bien mojadas. Dos minutos es tiempo suficiente para la esterilización. Las esponjas no han de tener contenidos metálicos. Y para mi gusto, viene lo mejor, me descojono sólo de pensar en algún susodicho llevando a cabo la última parte del experimento: Tengan cuidado al sacar la esponja del microondas porque estará caliente. Jajajajajaja

Hoy he caído en una de las cosas que más me atormenta. Leyendo una entrevista en un blog, el autor comenta más abajo una serie de interpretaciones que hace sobre lo que el entrevistado dice y, juzgándolo como tanto o más importante, no dice. Concediendo que en este caso puede ser razonablemente evidente el entenderlo así (aunque yo mismo no tengo muy claro si lo hago), me ha venido a la mente como un flash la cantidad de veces que me siento tan ignorante cuando algún crítico o algún experto da una interpretación sobre algo, unas declaraciones, un libro, una película, una obra de arte, que yo no alcanzo a comprender. Es cierto que a veces me esfuerzo, creo que más que nada por orgullo de no ser tal ignorante y de poder darme el pego con alguien más adelante teorizando yo de la misma forma. Pero nada, no hay manera. Puedo haber disfrutado del libro, de la película, de la obra de arte, de lo que sea, pero no veo más allá de mis narices. Y me pregunto si esta gente realmente habita en la caverna desde la que el autor nos proyecta sus sombras, si son unos conaisseurs, o si realmente es que es rentable aparentarlo. Y aunque tenga ganas de convertir mi SuperYo en un MetaYo, lo siento, pero yo sigo viendo al emperador desnudo. Es una posibilidad real, que mi inteligencia no de para más (de ahí mi frustración), pero nunca he oído a ningún autor apoyando estas opiniones. Y ya si estos comentarios son en público o los hace alguien en la tertulia de la mesa de al lado en el bar y alguno de sus interlocutores asiente como si se quisiera hacer otro ombligo a la altura del esternón es el acabose. ¿No será que el autor, como intento yo, lo único que hace es contar una historia, o hablar de algo que le gusta? ¿No es obsceno que nos digan que La Guerra de las Galaxias es una historia de caballerías?

La masa quiere héroes. Démosles héroes y así se moverá el cotarro. O por qué para los gobiernos, para todos, el fin siempre justifica los medios.

He encontrado una web bastante interesante para los que les gusten las matemáticas, se llama MathProblems.info y es una colección de problemas matemáticos de distinta dificultad que el autor recogió y fue resolviendo (se incluyen las soluciones). Está bien para calentarse un poco la cabeza de vez en cuando.
Este tema viene a enlazar con otro de los rasgos de mi personalidad, que es mi continua frustración por no ser más inteligente, y aunque soy una persona orgullosa, en esta ocasión no es falsa modestia, es el juicio sincero que hago de mi mismo: no estoy más allá de la media, y no me hace falta ninguna prueba cuantitativa para averiguarlo. El tema pues, es que quiero mejorar, pero me pasa como un pulpo al que le sobran tentáculos y le crecen todos los que quiere y más, sólo que al revés. Luego ya podemos discutir si la inteligencia se puede mejorar o simplemente lo que mejoras son tus habilidades. Mi opinión va más hacia esto último. Cada uno nace con la inteligencia que tiene, porque esto es un atributo físico y el tema de las habilidades es más bien un 'conocimiento memorístico', que este sí se puede ampliar, pero inteligencia se tiene la que se tiene. Por supuesto esta es mi teoría personal que no vale más del papel (jaja) en que la estoy escribiendo. En cualquier caso estaría encantado de oír/leer otras opiniones, pues este es un tema particularmente abierto a debate.
No entro ya a hablar de mi particular dispersión cuando empiezo a abrir frentes y cosas sobre las que aprender, cientos de links guardados, siempre empezar y nunca profundizar, etc. etc. Al final la cuestión es que me gusta mucho picotear de todo, lo que me da una falsa apariencia de que se ante los que saben menos que yo, pero no dejo de hacer honor al nombre de mi blog, que es de lo que se trata ¿no?

Ante el clamor de mis estimados lectores, vuelvo al ruedo. He de decir en mi descargo que estuve en España, como El Almendro, y lejos más de las ganas y el tiempo de escribir que de una conexión a Internet, que no lo estuve tanto. Además tuve la fortuna de coger una bonita gripe, con una temperatura de unos 20ºC que manda narices, después de estar aquí con temperaturas de 1 dígito. Afortunadamente, conseguí hacer una entrevista de trabajo por teléfono, que me abrió las puertas a una gymkana de entrevista que tuvo lugar el pasado jueves. Y como tengo amigos del sector que estarán interesados contaré algunas cosas:

• Es verdad que en esa empresa hay barra libre de comida y de bebida. La gente hasta desayuna allí. Y es gratis.
• Sin necesidad de trabajar allí se ve claramente que el ambiente es excelente.
• Me hicieron una prueba escrita, de la que recuerdo algunas cosas:
• ¿Cuáles son las ventajas de la programación orientada a objetos?
• Ganas me dieron de decir que aparte de todos los libros que se venden y de los frameworks, IDEs y demás parafernalia no se me ocurrió ninguna, pero fui políticamente correcto.
• ¿Cómo se cambian los permisos de un fichero?
• Aquí el campeón confundió chmod con chown, pero espero que se me valore cualitativamente jaja
• Escriba un algoritmo para fundir dos arrays ya ordenados en un tercero ordenado tb y determine su complejidad en notación O.
• Pues esta me la dejé porque no me dio tiempo y porque las dichosas ordenaciones nunca han sido lo mío. Evidentemente, pocas horas después se me ocurrió una forma sencilla de hacerlo en O(n). Lo único que escribí fue O(n^2) y dos bucles anidados.

Las demás no cuento las respuestas ya porque no son tan ingeniosas o más o menos las hice mejor, entre ellas: Explique la diferencia entre un proceso iterativo y otro recursivo, algunas preguntas sobre scripting, diferencias entre GET y POST y diferencias entre UDP y TCP.
Las sensaciones, muy buenas, pero más las atribuyo a la simpatía y educación de mis entrevistadores que a mi desempeño. En cualquier caso, de ilusión también se vive y si no, que se lo digan al lotero de la Bruixa d'Or.

ACTUALIZACIÓN 22-01-2007: Al final el resultado de la gymkana ha sido que no estoy en forma (no se qué obstáculos derribé). Música de concurso televisivo cuando el concursante falla.